mayo 07, 2010
EL DÍA A DIA EN LA VIDA DE LAURA CAPITULO 10º
No esperaba ver a su hermana así. Su aspecto era desastroso. La expresión en su cara era la viva imagen de alguien que lleva mucho tiempo sufriendo en silencio.
Carmen era vital, alegre con mucho carácter. Su pelo rubio siempre impoluto y su metro ochenta hacían de ella una mujer explosiva. Era guapísima, tenía ángel en la mirada, pero ahora su semblante distaba mucho de la realidad.
Laura se alegró de verla, aunque intuía que Carmen no le había contado toda la verdad a su madre, sobre la separación entre Sergio y ella. Algo había que no quería decir, pero Laura sería la primera en sonsacar a su hermana todo lo que le preocupara.
Cuando Carmen vio a Laura de lejos le cambió la cara, tenía tantas ganas de encontrarse con ella.
- Me alegro de verte. -Dijo Laura abrazando cariñosamente a su hermana pequeña.
- Más me alegro yo. El viaje ha sido tan largo e interminable, creía que no iba a llegar nunca. - Carmen con lágrimas en los ojos.
Laura instaló a su hermana en la casita del jardín, un lugar acogedor, que casi nunca pisaban, lo tendrían que acondicionar un poco, pues estaba algo descuidado.
Carmen estaba emocionada, Laura se percató que su hermana tenía otro aspecto.
Iván estaba sentado en el sofá del saló, cosa que a Laura le agradó, pero su semblante seguía serio, Carmen también lo notó.
Las dos en la cocina comentaban el estado de Iván:
- Le está costando mucho adaptarse a su nueva vida en esa silla aunque la rehabilitación le está animando un poco, dentro de nada podrá desplazarse él mismo, hasta el hospital.
- Debe ser muy difícil para los dos. Me gustaría acompañarlo alguna vez.- Comentó Carmen haciendo acopio de su vitalidad.
Laura cambió de tema.
- Tú, ¿Tienes algo que contarme? -Le preguntó Laura ansiosa por que le contara lo que realmente la preocupaba.
Mientras Carmen daba vueltas al guiso que mas tarde se comerían, cerró los ojos y las lágrimas empezaron a salir.
- Ya te contaré cuando estemos más tranquilas. Deja que encuentre el momento, por favor.
- Está bien, sabes que puedes contar conmigo, aquí estoy.
Laura dejó que su hermana se tranquilizara, no quería contarle nada por el momento, ella la respetaba, no quería incomodarla, esperaría todo el tiempo que hiciera falta. Laura confirmó sus sospechas había algo más serio de lo que había contado.
Se sentaron a comer, saboreando la comida, en silencio, entre problemas, pensamientos dudas y desconciertos, preguntándose cuando poder coger las riendas de, según ellos y en esos momentos, sus desdichadas vidas.
CONTINUARÁ...
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