Gadjets para blogger

Buscar este blog

septiembre 16, 2010


Llevábamos días sin hablarnos, Leo había tomado la determinación de castigarme o algo así, yo no sabía que sentía hacía mí, eso me desconcertaba, le quería pero no podía ayudarme, nadie podía, nada más que yo misma, pero no era consciente que no podía sola.

Una mañana en la cama me miró a los ojos, su rostro estaba triste, me miraba vacío, sin nada a lo que yo pudiera acogerme, me asusté, como nunca lo había hecho antes, sabía que algo no iba bien.

- Nora, estoy cansado, no puedo con esto. No se, de verdad que siento, quiero quererte pero tú no me dejas. El bebé me importa y tendrá un padre cuando nazca que seré yo eso no lo dudes, pero tú y yo no podemos seguir juntos, así. Quiero alejarme, para pensar en todo esto, siento no poder ayudarte más, pero mientras no quieras o no te dejes ayudar yo no puedo hacer nada.

Me quedé impasible, ante la situación no podía creer que me estuviera abandonando, que me dejara sola en estos momentos, sí quería ayuda, necesitaba gritar pero no salía nada de mi boca.

-Leo, lo entiendo, se que ha sido un infierno, y no puedes hacer más de lo que ya has hecho, ahora lo se. Te necesito y no quiero que te marches, no te vayas por favor. Hazlo por tu hijo.
- No , Nora me marcho.

Subió al dormitorio, donde nunca volveríamos a estar juntos, cogió sus cosas y se marchó.
Me quedé sola y obsesionada, perdiendo mi vida y a todos los que me quieren y a los que quiero.
Pensaba en mi bebé, tenía que recuperarme por mi hijo, verle reír, crecer, llorar, gatear, vivir feliz con él.
Mientras pensaba en todo aquello, empezaron los dolores de las contracciones, después de unos segundos había roto aguas.
Llamé a Leo en seguida, de camino a su nueva vida, que por enésima vez o mas yo no le dejaría comenzar, se dio la vuelta por el camino y me llevó al hospital.
Cuando llegamos Daniela había nacido ya, su carita era la de una niña preciosa, aparentemente sana y con muchas ganas de vivir, pues lloraba a todo pulmón, como diciendo aquí estoy yo, no se hablar todavía pero lloro que da gusto.

Ahora mi niña es mi vida, mi ilusión y mi esperanza, gracias a ella y a todos los que me quieren me han querido y me querrán, he logrado mejorar mi calidad de vida, he podido salir despacio y con paciencia, pidiendo ayuda a gritos, de esta obsesión, siendo fuerte pensando en lo bueno que nos da la vida en la gente que nos quiere y en lo bonito que es vivir.

No hay comentarios: