agosto 24, 2010
LA OBSESION DE NORA
Cuando conocí al hombre con el que yo sabia, quería pasar el resto de mi vida, algo dentro de mí cambió para siempre.
Soy Nora una mujer de cuarenta y ocho años y desde hace mucho tiempo mi vida ha sido un auténtico infierno.
Teníamos diez y seis años, yo estaba en el instituto y él iba a buscar a su novia, parecía que la cosa no funcionaba pues les oíamos discutir con frecuencia.
Empecé a fijarme en él por sus miradas, sus ojos verdes se clavaban en los míos color miel, como cuchillos afilados y sentía en el estomago las mariposillas del amor.
Recuerdo la fiesta en la que nos enrollamos, fue un desastre pero Leo al día siguiente me llamó, quizás el también sintió mariposillas.
Así empezó mi relación con él, no veíamos a diario y compartíamos todas nuestras inquietudes, secretos... nos conocimos a fondo, cada vez más y mejor.
Nos enamoramos como dos adolescentes que éramos, decidiendo que había llegado el momento... Me costó mucho decidirme, la educación que mi familia me inculcó no ha sido muy liberal, así que intentaba desviar el tema todo lo que podía.
Mi familia es muy religiosa, algo rígidos y muy muy clásicos, ¡¡Hasta el matrimonio no debes acostarte con nadie!!.
Después de mucho pensarlo, sabiendo a ciencia cierta que le quería por encima de todo, decidí acostarme con él.
Estábamos en el coche, empezamos a desnudarnos cuando la frase que escuché se me quedó grabada para siempre:
- ¡Qué de carne para mi solito! Gordi.
Leo no lo diría con intención alguna pero, cuando yo llegué a mi casa, lo primero que hice fue mirarme al espejo y por supuesto pesarme.
Pensé que tenía razón, me veía gorda, la persona más gorda y fofa que haba visto nunca.
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