junio 09, 2010
EL DÍA A DIA EN LA VIDA DE LAURA CAPITULO 15º
Laura esperaba inquieta en su despacho la llegada del inspector.
La noche anterior fue muy larga durmió sólo tres horas y estaba cansada. Se retorcía en la cama sin poder conciliar el sueño, unos dolores en la parte baja del vientre no la dejaban en paz.
Ahora se encontraba mejor aunque nerviosa por la inspección que esperaba, saliera bien, los dolores casi habían desaparecido.
Se encontraba pesada y bastante asustada. Pues el embarazo estaba llegando a su fin.
Llamaron a la puerta, en el momento en el que Laura, había vuelto a sus papeles.
Un hombre bajito, trajeado, medio calvo y con la cara de pocos amigos, estaba plantado en la puerta de su despacho dispuesto hacerle la vida imposible, por un día.
Laura se levantó a saludarlo , el hombre cambió su semblante serio, devolviendo una media sonrisa, mientras alargaba la mano hacía ella.
- Buenos días. Me gustaría empezar lo antes posible. - Comentó el hombre que parecía tener prisa.
- Sí, no se preocupe está todo preparado, esto no es muy grande. Primero le enseñaré las instalaciones, después recorreremos la residencia. Si le parece bien.
- Me parece perfecto. Después de usted
Laura salió por la puerta del despacho, detrás el hombre, con los papeles en la mano, dispuesto a apuntar cualquier anomalía que encontrara a su paso.
El día era soleado y en el jardín los ancianos se sentían muy a gusto.
El hombre apuntaba algo que a Laura le hubiese gustado ver, pero aquel personaje era tan serio y callado, que ella ni preguntó.
- Bien, las instalaciones exteriores cumplen todos lo requisitos para el bienestar de los residentes. Esto está pero que muy bien.
Laura ya lo sabía era lo que más le gustaba de su pequeña residencia, el sol reflejaba los árboles enormes que con su sombra refrescaban el día. El césped era cortado por su jardinero cada día, desprendiendo un olor a verde esperanza.
Todo estaba cuidado hasta el más mínimo detalle, sobre todo para que los residentes estuvieran cómodos.
Ahora tocaba la parte de dentro de la casa. Era pequeña acondicionada perfectamente para el uso y disfrute de todos sus ancianos.
Tenía personal suficiente para mantener la casa limpia, cubriendo siempre las necesidades de todas y cada una de las personas que entraban por esa puerta para quedarse.
Laura se sobresaltó, después de la contracción tan fuerte que tuvo, inclinada gritó de dolor.
El hombre que de pronto pareció preocuparse la cogió sentándola en una silla cerca de la puerta.
La siguiente contracción fue mucho más fuerte de repente Laura se dio cuenta que había roto aguas.
CONTINUARA...
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