Acabo de darme una ducha calentita, me enrollo la toalla al cuerpo y con mucho cuidado para no caer salgo de la bañera.
Me seco primero la parte de arriba la mitad de mujer que soy, de cintura para abajo soy todavía lo que nací, un hombre.
Las tetas me las operé hace algunos años, esperando estoy, a operarme la mitad de mi otro cuerpo, con el que me siento realmente atormentada, pues ese órgano está completamente inutilizado, mi cabeza lo rechaza por completo y lloro cuando me veo.
El pelo me crece con mucha facilidad, me encanta peinarlo, es tan agradecido que cualquier cosa que le hago me queda bien.
Las facciones de mi cara son duras tengo mucho bello que me cuesta tapar, aunque con las hormonas ha desaparecido bastante, aún así se me nota demasiado, más de lo que yo querría.La gente me confunde con un "travesti", pero no, solo soy una mujer en un cuerpo de hombre, que quiere vivir como tal.
Salgo a la calle con la cabeza muy alta, quiero dar la sensación de mujer segura de mi misma, a veces lo consigo, otras quizás me hundo en la miseria cuando veo lo mala que es la gente conmigo.
Las personas que no me conocen me miran como si fuera un bicho raro.
Empiezo a pintarme, el resultado me gusta, todo muy discreto, ocultando imperfecciones de hombre y resaltando mi lado femenino, algo complicado que no siempre consigo.
Me pongo el vestido gris de punto hasta las rodillas, con medias grises y unos zapatos de tacón en negro. Cojo mi abrigo negro de paño y me echo el último vistazo en el espejo del pasillo.
Ahora confirmo yo. No!! No soy un bicho raro!! Soy una mujer con la cabeza en su sitio con un futuro por delante y un pasado que dejó atrás.
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