Todavía recuerda el día que se subió a aquel autobús y decidió se pararse de su familia.
Nunca olvidará sus caras, sus expresiones, que retumban en su cabeza, cuando se acuerda de aquel momento.
Sentada en su asiento, miraba a través del cristal, que traspasaba por el, la tristeza que sentían todos ante tal situación. Nunca se habían separado. Mientras por el camino en la oscuridad de la noche, pensaba en su decisión. Recuerda que nunca tuvo miedo, siempre lo tuvo claro, quería hacer lo que estaba haciendo. Cuando llegó, le estaba esperando él, con su carita sonriente, sus ojos verdes como el mar y sus ganas de abrazarla.
Recuerda también que le quería tanto en tan poco tiempo, que lo dejó todo por él, sin pensar en las consecuencias, en lo que vendría después, casi no se conocían.
Pero recuerda, por otro lado que sí parecía que se conocían de toda la vida, se sentían tan bien juntos, se reían, compenetrándose como si fueran un puzzle, se amaban.
Recuerda que el abrazo dejó atrás toda la tristeza por estar lejos de los suyos, siempre estarían ahí, en ese mismo momento, supo que no se había equivocado.
Aunque siempre recordará el día que se subió a aquel autobús y decidió separarse de su familia.
1 comentario:
Me gusta mucho este post. Me trae ciertos recuerdos....
Espero que disfrutes tanto del blog como yo hago con el mío. Me encanta el aire que le has dado. Es muy onírico.
Muchas gracias de nuevo por compartirlo conmigo.
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