noviembre 28, 2009
INDIGNACIÓN Y DOLOR
Se me saltan las lágrimas al ver y oír en las noticias, cuando alguien le hace daño a un niño, no puedo comprender como puede pasar algo así.
Como alguien puede hacer una barbaridad semejante, tengo que decirlo me parece una salvajada, lo peor.
Que tendrán en la cabeza, personas que se comportan así, que tendrán en el corazón, seguro que nada en absoluto, me atrevería a decir que es hielo lo que tienen, algo frío y desolador que hace que su alma se endurezca ante cualquier cosa agradable que se encuentren en el camino de sus vidas, vacías y desgraciadas.
Me enfurece y me indigna, me duele, el saber que convivimos con esas personas y sin nosotros saberlo en algún momento de nuestras vidas no hemos cruzado con ellas.
Espero que a lo largo de sus vidas vacías y desgraciadas, su estancia en el mundo, en el que todos queremos vivir tranquilos, se les devuelva todo el mal que hayan hecho.
Solo puedo pensar con toda mi tristeza en todos aquellos niños indefensos que han dejado de sonreír, estoy horrorizada, y se me encoje el alma.
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lagrinas dolor e indignación,
RELATOS CORTOS
noviembre 22, 2009
MALTRATO CERO
Hoy me ha vuelto a pegar, solo porque la comida no le gustaba, menos mal que las niñas no estaban en casa.
Las oígo demasiadas veces llorar al otro lado de la habitación, seguro que tienen tanto miedo como yo.
Me miro al espejo y no me reconozco, mi rostro se esconde debajo de los moretones, las lágrimas escuecen en las heridas que nunca se cierran, no parando de sangrar, como mi corazón también golpeado y dolorido por sentimientos que jamás pensé que tendría hacía él.
No se como escapar, salir hacía un nuevo mundo con mis dos pequeñas, sin sentirme culpable por no poder darles lo que ellas necesitan.
Viene a casa cada día, pidiéndome perdón, que retumba en mi cabeza, convirtiéndose en humo, después de cada paliza que me vuelve a dar.
Quiero huír, escapar corriendo y no parar, pero temo que me encuentre, necesito que me devuelva el valor que me quitó con el primer puñetazo.
Tengo que pensar en ellas no tienen derecho a vivir así, a ver como su madre no hace nada, sacaré las fuerzas de lo más profundo de mi corazón dolorido y miraré hacía adelante, buscaré ayuda, alguien nos protegerá y así nuestras vidas comenzarán de nuevo, sin miedo, ni terror, sin golpes ni ataduras, seremos felices y jamá nadie nos dirá que somos seres inferiores. Somos fuertes y tenemos ganas de vivir.
Nunca miraré atrás y todos esos golpes que algún día me dio, serán puntos en un papel cuando mi vida y la de mis hijas cambie para siempre.
Viene a casa dispuesto a pedirme perdón, cuando ve que nos hemos ido llora como un niño rabioso, pataleando porque su juguete favorito se le ha perdido.
Lo que no sabe es que jamás lo encontrará.
A TODAS LAS MUJERES QUE VIVIEN ESTE SUFRIMIENTO MUCHO ÁNIMO, NO SOMOS JUGUETES, EXISTE OTRA VIDA AHÍ AFUERA
noviembre 18, 2009
TODO Y NADA
Sabía que no estaba bien lo que estaba haciendo, pero no podía evitarlo, le quería demasiado, se había enamorado de él.
Se veían cada día en el trabajo allí donde se conocieron.
Todo empezó de manera inocente se gustaban, tonteaban pero nada mas. Aunque los dos se deseaban, en el fondo de su ser.
Era una noche de invierno, Sábado y su mujer se había ido a pasar unos días con su madre, llevándose a sus dos niñas con ella, no lo estaban pasando muy bien.
Estaba aburrido últimamente se aburría demasiado, pensó que podía llamarla, cogió el móvil y marcó su número, empezaron una conversación que duró mas de dos horas, cuando decidieron colgar él la animó a que se vieran, sin pensárselo dos veces ella dijo que sí.
Ese día fue el primero de muchos más.
En el trabajo nadie sospechaba nada, pues lo llevaban muy en secreto, no ocurría lo mismo con su mujer algo se olía no era la primera vez que su marido se veía con otras personas.
No fiándose de él le cogía el móvil leyendo mensajes y mirando con mucho detenimiento los números de teléfono que no conocía.
Un buen día se le ocurrió mandar un mensaje haciéndose pasar por su marido, se dio cuenta en la factura del teléfono que había un número que se repetía demasiadas veces.
Al principio los mensajes eran normales, luego la cosa empezó a ponerse calentita, se dio cuenta que aquello no era una simple amistad, estaban liados.
La rabia y la impotencia recorrieron su cuerpo poniéndole los pelos de punta, consumiéndole el alma.
Al otro lado del móvil ella leía con entusiasmo pensando que era él, hasta que leyó algo que la dejó blanca, petrificada y también porque no, avergonzada. Era su mujer a la que le había dicho todas esas cosas, no podía creerlo, estaba nerviosa, le temblaban las manos ¿Cómo no se había dado cuenta?
De repente pensó en hablar con él dejarlo no quería hacer sufrir a nadie aunque le quisiera, tenía una vida con alguien que le quería, niñas pequeñas sin culpa ninguna, no podía separarle de ellas.
Decidieron verse para hablar, en un sitio cercano a su casa, hablaron largo y tendido. Comprendiendo cual era la situación, sin haber planeado cual serían las consecuencias.
Una voz le interrumpió, su mujer, se miraron horrorizados ella estaba muy enfadada y ellos no sabían que decir.
- Elige. Le dijo ella con los ojos envueltos en lágrimas, sabiendo en su interior que le podía perder para siempre.
Miró a una, tan preciosa, divertida, joven, sin responsabilidad alguna, era perfecto demasiado, quizás.
Miró a la otra, su mujer, madre de sus pequeñas, no se acordaba cuando le había dejado de querer, pero ahora recordaba que no la quería.
Y salió del bar solo, sin ninguna de las dos, alejándose de lo que mas quería y de lo que más había querido, pero no podía más, tenía que desaparecer, empezar de nuevo, huir sí, estaba siendo cobarde, no tenía que haberse metido en líos ninguna de las dos se merecía un ser tan despreciable como él.
Entró en su casa llenó sus maletas con lo básico y salió dejando atrás todo lo que al parecer se había dado cuenta que no quería, dando paso a algo nuevo que al parecer, se había dado cuenta, que le faltaba.
noviembre 11, 2009
RECUERDOS
Todavía recuerda el día que se subió a aquel autobús y decidió se pararse de su familia.
Nunca olvidará sus caras, sus expresiones, que retumban en su cabeza, cuando se acuerda de aquel momento.
Sentada en su asiento, miraba a través del cristal, que traspasaba por el, la tristeza que sentían todos ante tal situación. Nunca se habían separado. Mientras por el camino en la oscuridad de la noche, pensaba en su decisión. Recuerda que nunca tuvo miedo, siempre lo tuvo claro, quería hacer lo que estaba haciendo. Cuando llegó, le estaba esperando él, con su carita sonriente, sus ojos verdes como el mar y sus ganas de abrazarla.
Recuerda también que le quería tanto en tan poco tiempo, que lo dejó todo por él, sin pensar en las consecuencias, en lo que vendría después, casi no se conocían.
Pero recuerda, por otro lado que sí parecía que se conocían de toda la vida, se sentían tan bien juntos, se reían, compenetrándose como si fueran un puzzle, se amaban.
Recuerda que el abrazo dejó atrás toda la tristeza por estar lejos de los suyos, siempre estarían ahí, en ese mismo momento, supo que no se había equivocado.
Aunque siempre recordará el día que se subió a aquel autobús y decidió separarse de su familia.
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