enero 19, 2010
EL DESASTRE
Estoy aquí debajo de los escombros de mi propia casa.
No se el tiempo que llevo, me escuecen los ojos, no puedo respirar bien por el polvo, tengo hambre, sed y mucho miedo.
Oigo el llanto de un niño cerca de aquí pero no puedo moverme, no puedo ayudarle, me duelen las piernas.
Alguien se acerca, los ladridos del perro retumban en mi cabeza como si de unos ángeles cantando se tratara.
Quizás vengan a rescatarnos, grito con las pocas fuerzas que me quedan, cuando me doy cuenta que no oigo llorar al niño me desespero, ahora la que llora soy yo.
Al fondo veo un rayo de luz, los nervios y la ansiedad de no poderme mover hacen que afloren en mí, la duda de que no me encuentren, estoy mareada y me desmayo.
Abro los ojos, una voz dulce me habla estoy a salvo, han logrado sacarme de entre las ruinas, me llevan lejos de allí, pero en mi cabeza no paro de oír los llantos de aquel niño que no tuvo la misma suerte que yo.
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