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junio 23, 2012

AMORES DE BARRA



La veo entrar, siempre a la misma hora. Los ojos enrojecidos, quizás por el llanto, me parten el corazón, que me late a mil por hora cuando traspasa la puerta del local y camina hacía mi.

Sus andares, son como a cámara lenta, suaves pero firmes. Hasta que llega a la barra, donde yo la espero en silencio. Me da tiempo a observar lo elegante que es, sexy, enigmática y deseable.

Se sienta despacio, con cuidado, sus ojos buscan los míos sin verme y le pongo lo de siempre.
La barra es el abismo entre los dos, esta barra de bar que construí con mis propias manos, lleva dos años separándome de ella.

Saca un cigarrillo del bolso que fuma mientras, se bebe uno tras otro, los martinis que le preparo, con el mismo empeño que le prepararía un coctel de amor.
Entretanto, pongo copas, clientes que se apoyan en la barra del bar, esperando sus bebidas, sin mas interés que el que me paguen sus copas.

A ella la observo de lejos, la miro de reojo sin querer que se me escape ninguno de sus preciosos movimientos, que atormentan mi retina, por no poder estar a su lado.

Coge de la barra su copa y absorbe el líquido que hay en ella, la vibración de sus pulseras en su muñeca, despiertan en mi la necesidad de acercarme, pero no lo hago.

Pienso en el misterio que ella esconde, entonces fantaseo y sueño con sus labios, con sus caricias.
La subo encima de la barra del bar, allí entre copas y líquido pegado, beso sus carnosos labios con pasión.
La poseo con cuidado, oigo sus jadeos y noto sus caricias, la amo hasta la locura.
Estos dos años, yo detrás de esta barra, ella al otro lado, sin conocer su olor, sin saber de su vida, sin poder tocarla, hacen que quiera romper la madera con mis propias manos.

Sólo puedo averiguar como es, en mi imaginación, en mi mente, contemplarla detrás de esta barra, desearla con sigilo, secretamente y con desesperación.

  • Perdona. - La oigo decir de repente.

Los ojos casi se me salen de sus cuencas, tengo que sujetar el corazón que quiere escapar de su cavidad, el pulso bombea la sangre de mis venas y se me hincha la
yugular.

Me acerco a ella y mis brazos se posan en la barra, delante de su rostro, que parece sonreír. Su voz todavía resuena en mis oídos, melodiosa, dejando que sus acordes se acomoden en mis tímpanos.

La barra del bar parece mas estrecha ahora que antes, me fijo en la madera, brillante, suave, cuidada.
Noto como sus manos cálidas tocan mi antebrazo, se me eriza el bello. Se levanta y se coloca encima de la barra. Acaricio su mejilla, no se si es real o me lo estoy inventando, percibo entre mis dedos, su piel, el calor que desprende. Es real.

Acerca sus labios a los míos y me besa.
Salto de la barra al otro lado donde está ella, la agarro del brazo y sin mirar atrás dejo esa pringosa barra, llena de copas, que tantos años me han separado de ella.

junio 10, 2012

MANUELA: TIENE MIEDO

No he sido capaz de decirle a Raul lo que pasa.
Se que no me lo perdonará nunca y tengo miedo.
No quiero ni pensar que él decida por mí. No puedo permitir que me convenza de que podemos seguir adelante con esto.

Yo no quiero, soy cobarde, egoísta, sí lo soy. Es lo que hay y es lo que siento.
Busco soluciones aunque no tengo mas que dos opciones.
Y una de ellas será el fin de mi vida, un cambio que no deseo, una responsabilidad que me supera.
Por cruel que parezca, esto lo tengo que hacer yo sola y afrontarlo en soledad.

Entonces tengo una opción únicamente, la otra tiene que desaparecer de mi mente y tener el valor suficiente para romper con lo que en mis entrañas crece.
Tengo miedo y me siento sola, es lo que elijo y con todas las consecuencias lo acepto.

Se que si Raul se entera, le perderé para siempre, no se si se merece estar conmigo.
Ahora mismo me siento el ser más despreciable de la tierra.
Quizás le llame mas tarde cuando la culpa que se agolpa en mi interior se esfume.