Laura lloraba sentada en la mesa de la cocina, su tristeza era causada por la desgracia de tener que desprenderse de su residencia.
Se sentía frustrada, confusa y asustada, sin saber que hacer ahora con su vida.
Para colmo no se hablaba con Carmen "su buena hermana".
La última noche que la vio se estaba tirando a Iván, Laura les pilló haciendo el amor como jamás se lo había hecho a ella.
Ahí estaban los dos retozando como animales, cerca muy cerca de ella, sin ningún miramiento desnudos como bebés.
Pensándolo bien se lo merecía pues no les había tratado muy bien a ninguno de los dos. Ya estaba otra vez siendo egoísta.
Aunque lo que vio se le quedaría tatuado en la retina para siempre.
Se terminó el café y se sentó frente al ordenador, pensando como buscar trabajo, tenía que pensar en su familia en su pequeña, tenía que darle lo mejor.
Jaime la ayudaría a encontrar su camino, siempre lo hacía.
No podía negar que estaba triste no le gustaba nada esa sensación pocas veces se encontraba así.
Jaime entró por la puerta, con su pequeña en brazos, a Laura se le cambió la cara.
Era tal la sensación de bien estar que le producía su hija, tenerla en brazos era como una medicina, todos los males se curaban al instante.
Dormida parecía un ángel, clavadita a su padre, los ojos tan grandes con esas pestañas envidiables, su boca era perfecta, como la de una muñeca, todo ello heredado de él, hacían el bebé más lindo del mundo.
A Laura se le caía la baba, Jaime la miraba embelesado, era tan hermosa que hacía que la deseara hasta en esos momentos maternales tan poco eróticos, por otra parte. Así que se avergonzó, cuando ella le miró con dulzura, acercándose a darle un beso.
Se la llevó a la cuna y la dejó dormir tranquila.
Jaime la esperaba en la cocina.
Se había quitado la cazadora negra que tanto le favorecía y estaba preparando la cena, con su delantal, preferido.
- Deja que te ayude. -Le dijo Laura.
- No, sienta, tengo algo que decirte, te voy a preparar la cena más suculenta que jamás hayas probado.
- Como me encanta tu faceta de "cocinillas"
- No te rías de mí que se me puede quemar la cena.
Los dos rieron.
- Si quieres ayudarme abre esa botella de vino y llena dos copas.
Laura saco el vino de una bolsa, llenó dos copas y una se la pasó a él. Dio un sorbo y la dejó sobre la encimera. Aún callado sin decir nada de lo que a Laura quería contarle.
- Jaime quieres decirme ya que pasa.
Jaime se hacía de rogar y Laura nerviosa se había bebido casi dos copas de vino, empezaba a sentirse demasiado bien, ya casi no tenía hambre.
Laura se acercó a él abrazándole por la espalda.
- Laura... Por favor... - Le dijo sin mucho convencimiento.
Laura seguía acariciando a Jaime, que no tardó en corresponder.
Se dio la vuelta y la cogió inesperadamente, le besó en el cuello, mordiendo su oreja que era lo que más le gustaba a ella.
Laura cerró los ojos y desnudó a Jaime poco a poco, dejándole el delantal que llevaba puesto.
El se puso tan cachondo, que pidió que Laura se desnudara para él, mientras debajo del delantal se veía como su miembro se elevaba por momentos.
Laura se desabrochaba los botones de la camisa despacio, se abrió un lado y luego el otro, hasta que se la quitó y la tiró al suelo.
Se quedó en sujetador, Jaime se impacientaba cada vez más, pero Laura seguía con su striptease, para él.
Se bajo el tanga sin quitarse la falda, y se lo tiró a él, que lo cogió, Laura se levantó la falda poco a poco, se fue a la mesa y se sentó en ella.
Jaime se acerco, le quitó el sujetador, y chupó sus tetas.
La atrajo hacía él y la beso en la boca, tremendamente caliente, los dos palpitaban de placer, Jaime no pudo más y la penetró con fuerza.
Laura gritaba en silencio de placer, para no despertar a su hija, Jaime cerraba los ojos y sudaba como un pollo moviéndose deprisa, esperando que ella se corriera antes. Segundos después Jaime descargó su placer en el interior de Laura.
- Está bien... Me vas a decir ahora lo que tenías que decirme. -Dijo Laura jadeando.
- Venga vamos a la cama allí hablaremos más tranquilos.
Laura y Jaime se fueron a la cama, Jaime le contaría todo sobre el futuro que les esperaba, algo que a los dos les haría muy felices.
noviembre 21, 2010
noviembre 10, 2010
HABLEMOS DE... "SU SANTIDAD EL PAPA"
Ese hombrecillo, todo vestido de blanco con sus zapatos rojos. OJO!! de Prada, hechos especialmente para "su Santidad" y siempre son rojos.
Metido en una urna rodante, denominada "Papa Móvil", suena ridículo y más ridículo se le ve a él dentro de tal ridiculez.
Pero es que su vida corre peligro, pues no es la primera vez que a "su Santidad", algún desalmado que no cree en la religión y en toda su parafernalia, ha intentado pegarle un tiro entre ceja y ceja.
"Su Santidad" será tan santo como lo pintan, o también tendrá pensamientos impuros como la mayoría de sus ecuánimes, ovispos, curas, etc, etc... A los que no puede controlar, pero que en sus oraciones siempre están, aunque no sirva para nada, esos sinvergüenzas seguirán haciendo de las suyas.
Al leer esas patrañas que lee, seguro escritas por otro que no es él, no se le entiende ni una palabra parece que no pueda abrir la boca, o que le cueste mover la mandíbula.
Pobrecito, como los elijen tan mayores para que duren poco, el hombrecillo de la urna rodante está ya que no se puede ni mover.
Da miedo y angustia cuando se agacha para besar el suelo que pisa, cosa que no entiendo porque hace, dices "Dios mío" a que no se puede levantar. Que disgusto no podremos verle saludar como una marioneta, metido en su "Papa Móvil"
Un dato curioso, desde Barcelona en su última visita, los homosexuales le quisieron dar una sorpresa de las suyas, se agolparon en la puerta de la Catedral y en el momento que el Pontífice saliera por ella, todos le recibirían con un gran beso homosexual, en la boca.
Ellos mismos dicen que no es una provocación, simplemente las diversas formas de amar.
Los medios dijeron: "Es extraño que en un acto tan noble como besarse todavía se puede considerar hoy en día revolucionario, en el siglo 21".
Es increíble la cantidad de gente que mueve "Nuestra Santidad", cuando viene a España se está hablando de él en todos los medios y programas, sean del corazón o no, por lo menos una semana y media.
Hasta en los anuncio ves, subliminalmente, la figura regordeta, tuneada de blanco con sus zapatos rojos, eso sí de Prada, saludándote. Tú abobado piensas, joder!! me ha parecido ver entre los botes de Colacao, a su "Santidad"
Pero bueno como el mundo no lo va a arreglar él con todas las sandeces que dice, me importa bien poco donde vaya y cuando.
Los que arreglaremos el mundo poco a poco somos los ciudadanos de a pie que con el vivir de cada día tenemos ya bastante, para que venga un señor, (perdón) "Su Santidad" a decirnos como debemos vivir.
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